Ethan Hawke siempre pareció un actor humilde. Así lo ha demostrado a lo largo de su carrera, creando, arriesgando y sin encasillarse jamás en el prototipo comercial de la estrella de Hollywood. Lleva protagonizando películas desde los 14 años, bebiendo las mieles del éxito y el fracaso entre el cine independiente y el más comercial, pero siempre con la creatividad como bandera. Incluso cuando los caminos de la vida casi lo convierten en personaje de tabloide a raíz del sonado divorcio con Uma Thurman, él decidió trabajar sin descanso porque “no iba a dejar que la mala prensa me convirtiera en un mal actor”.
Por eso sus recientes declaraciones llaman la atención. Porque cargan con la credibilidad de un actor respetado, aunque a Johnny Depp y Russell Crowe quizás no les haga mucha gracia.
El actor y director de 51 años se encuentra promocionando la serie documental The last movie stars que dirige para HBO Max, un ejercicio reflexivo sobre el romance y trayectorias de Paul Newman y Joanne Woodward. Y en una reciente entrevista para Indie Wire reflexionó sobre su carrera y la validación del público, haciendo un repaso honesto sin morderse la lengua. Y así como defiende a Martin Scorsese y Francis Ford Coppola en sus críticas al cine de superhéroes declarando que solo “recuerdan a la gente que no pongan el listón demasiado bajo" porque “hay cosas más importantes que hacer dinero” en la industria, cuando él acaba de interpretar al villano de la reciente serie de Marvel, Caballero Luna; también expone a actores que “rompen” a cineastas por supuestamente verse como lo más importante de una película. Y específicamente habla de Johnny Depp y Russell Crowe.
El medio citado le recordó el nombre de Peter Weir, el director que lo dirigió en uno de sus mayores éxitos, El club de los poetas muertos. Esa película de 1989 que lo catapultó al estrellato a los 18 años, mucho antes de convertirse en el chico del póster de la generación X con Reality bites (Bocados de realidad) o figura del cine independiente romántico con Antes de amanecer. Resulta que el director de 77 años recibirá un Oscar honorífico en los prestigiosos Governors Awards que se celebrarán el 19 de noviembre como parte de la entrega que la Academia realiza cada año. Sin embargo, este australiano responsable de éxitos como Único testigo (1985), El show de Truman (1998) y Master and Commander: Al otro lado del mundo (2003) no dirige una película desde el año 2010. Algo que Ethan Hawke relaciona directamente con sus colegas de profesión.
“Creo que perdió el interés en películas” explica Hawke sobre la distancia que Peter Weir ha tomado del cine “Realmente disfrutaba ese trabajo cuando no tenía actores que le hicieran pasar un mal rato. Russell Crowe y Johnny Depp lo rompieron” añade.
“Es alguien tan raro estos días, un artista popular. Hace películas convencionales que son artísticas. Para tener el presupuesto para hacer “El show de Truman” o “Master and Commander”, necesitas un Jim Carrey o un Russell Crowe. Pero creo que Harrison Ford y Gerard Depardieu eran su tipo de actores. Eran amigables con los directores y no se veían a sí mismos como importantes” sentencia.
Hawke se refiere a las últimas películas de Weir. Si bien el último largometraje de su filmografía fue Camino a la libertad (2010), un drama coral que pasó sin pena ni gloria por la taquilla, el director había llevado previamente a la gran pantalla una super producción como Master and Commander (2003) y desarrollado más tarde un proyecto con Johnny Depp que terminó abandonando.
Master and Commander fue una película enorme de rodar. Una producción sobre las guerras napoleónicas a gran escala, con un Russell Crowe catapultado como gran estrella del cine gracias a Gladiator y Una mente maravillosa. Y si bien fue nominada al Óscar a Mejor Película y Mejor Director, Peter Weir no volvió a dirigir en siete años.
Curiosamente, Russell Crowe defiende aquella película con uñas y dientes. Cuando un usuario la calificó como una película que ayudaba a dormir en plena pandemia, asegurando que nunca había podido superar los diez minutos de metraje, el actor respondió en Twitter. "Ese es el problema con los niños estos dias. No hay concentración. La película de Peter Weir es brillante. Un cuento épìco exacto, detallado y fiel del imperio y el servicio sin importar el coste [...] Definitivamente una película para adultos" escribió.
No obstante, entre aquella producción y la última hubo otro proyecto. Peter Weir tenía previsto dirigir la adaptación de Shantaram con Johnny Depp como protagonista, pero después de un tiempo desarrollando el proyecto lo abandonó citando diferencias creativas.
Ethan Hawke estaría señalando que Crowe y Depp serían el tipo de actores “que hacen pasar un mal rato” a los cineastas. O al menos en la experiencia de Weir. Y si leemos entre líneas parece hacer una comparación con Harrison Ford y Gerard Depardieu -que trabajaron con Weir en Único testigo, La costa mosquito y Matrimonio de conveniencia respectivamente- alabándolos como seres “amigables con los directores” que “no se veían a sí mismos como importantes”. Unas palabras que invitan a reflexionar sobre las actitudes o megalomanía que podrían demostrar figuras como Johnny Depp y Russell Crowe durante sus épocas de mayor auge profesional.
Es decir, personajes de gran escala, rodeados de séquitos enormes o exigentes a su manera gracias a la popularidad que les avala. En el caso de Crowe, durante un tiempo le persiguió el estigma de ser un actor difícil, aunque el director de LA Confidential, Curtis Hanson, le quitó hierro al asunto en una entrevista al decir que, a su parecer, se debía a que Russell “es difícil cuando no confía”. Sin embargo, detalló que es un actor que cuestionaba cada línea del guion y le hacía miles de preguntas a lo largo del proceso.
Por otro lado, Shantaram fue uno de los proyectos más sonados de los años 2000s cuando Warner Bros. adquirió los derechos de la famosa novela de Gregory David Roberts. Depp iba a protagonizarla con Peter Weir como director. En 2005, Eric Roth estaba rescribiendo el guion con miras a rodarla a finales del año siguiente cuando el cineasta abandonó el proyecto por supuestas interpretaciones diferentes que tenían entre los implicados. Oficialmente nunca se culpó a Johnny Depp, pero tratándose de una época de gran auge para el actor, con todo el poder mediático que arrastraba por Piratas del Caribe, resulta creíble imaginar que quizás tuviera algo de implicación en un desarrollo que terminó “rompiendo” a Peter Weir.